Sandro, en casa de Cristiano Ronaldo

jueves, 11 de diciembre de 2008

Ahora que Cristiano Ronaldo ha ganado el 'Balón de Oro' y que, también con innegables merecimientos, se ha llevado unos cuantos palos por su manifiesta soberbia, justo es recordar un episodio del verano de 2003 que nos muestra una imagen absolutamente distinta del crack portugués.

La historia es que la directiva de Joan Laporta tomó posesión de un Barça tieso que apenas tenía para llegar a fin de mes. Pese a todo, a través de una gestión de Sandro Rosell con Nike y el PSG, el club logró fichar a Ronaldinho sin poner ni un euro. Pagándole, a plazos, a los franceses lo que el Barça debía cobrar por el patrocinio de Nike.

Atado el brasileño, se intentó mejorar la plantilla con una apuesta de futuro y Sandro Rosell, con los bolsillos vacíos, se marchó a Lisboa en busca de un chaval de 18 años a quien él ya había contratado cuando trabajaba la para Nike.

El agente Jorge Mendes le recibió en Portugal y juntos fueron a casa de Cristiano Ronaldo. Un apartamentito de escasos 60 metros cuadrados, junto a la Expo, con dos habitaciones y un comedor. Les esperaba la madre del jugador y, sentadas en un sofá, dos chicas masajeaban los pies de Cristiano. Eran la novia de entonces y su hermana. El objetivo, aliviarle el cansancio del entrenamiento.

Sentados a la mesa, ante un plato de bacalao con patatas, Rosell ofreció a Cristiano la posibilidad de venir al Barça. Ronaldo, encantado, dijo que aceptaría con los ojos cerrados, pero que había un problema. El United ya había hecho una oferta de 12 millones al Sporting.

Sandro, sin posibilidades económicas de competir con esa oferta, le propuso que siguiera un año en el Sporting porque, la temporada siguiente, el Barça podría hacer frente a la operación y a sus pretensiones económicas porque, además, en junio de 2004, CR quedaba libre y el acuerdo podía cerrarse en condiciones muy ventajosas para el Barça y para el jugador.

Y en ese momento apareció la mejor imagen de CR. El jugador explicó que él era del Sporting, que su club le había ayudado y que no podía irse por la cara. O sea, que el Sporting merecía ganar dinero con él. Y, claro, como el Barça estaba tieso, llegó el United con los 12 millones y CR. aunque prefería jugar en el Barça, acabó en Manchester. Un gran gesto... aunque nos haya impedido ver juntos en el Barça a Cristiano Ronaldo y Messi

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